Introducción
Ésta es la segunda versión de Ostracabase. Ha sido elaborada durante 2023, e incluye nuevas imágenes que están realizadas por el Servicio de Restauración de la DFA.
Excavación del recinto 5, verano 2005.
¿Qué es la ostracabase?
La ostracabase pretende mostrar los grafitos de carácter excepcional localizados en Iruña-Veleia, ordenados según los distintos sectores de excavación o sondeos en los que fueron localizados y, en cada uno de ellos, por recintos (en el caso de que los hubiera) y unidades estratigráficas (U.E.). En cada uno de estos estratos, se ofrecen los grafitos excepcionales localizados, cada uno con su ficha individualizada, su fotografía (en caso de disponerse de ella), su propuesta de lectura y/o su descripción.
El primer objetivo de la ostracabase sería, por tanto, publicar estos grafitos según sus contextos arqueológicos de proveniencia, documentados durante un proceso de excavación normalizado bajo la dirección de E.G.Z.
El segundo objetivo de la ostracabase sería el de exponer este material arqueológico a un debate de carácter científico. Para ello se ofrecen datos objetivos relevantes primarios (de la pieza) y secundarios (del contexto) que posibilitan la reconstrucción tanto de la trazabilidad interna como de la externa de los objetos con grafitos.
¿Qué información se recoge en la ostracabase?
Como hemos señalado, los grafitos se presentan organizados según su proveniencia arqueológica: sector de excavación o sondeo, recinto -en su caso- y U.E., ofreciéndose unas pinceladas mínimas de los datos de localización, descriptivos y estratigráficos.
Se aporta también el dato de la cronología de cada una de estas UU.EE. la cual se deriva de la ubicación de cada estrato dentro del registro estratigráfico de cada zona y de los materiales arqueológicos asociados Solo unos pocos grafitos carecerán de una datación estratigráfica, por haberse localizado en prospección superficial o en los estratos superficiales del registro.
Tras la presentación sucinta de cada contexto aqueológico, se muestran los grafitos de carácter excepcional localizados en cada caso. El criterio de selección de los mismos lo comentamos seguidamente.
De cada grafito, se muestra una fotografía, si bien no disponemos de fotografías de todas las piezas.
Seguidamente, se ofrece la clasificación del soporte de ejecución del grabado, indicándose la zona del mismo en que fue ejecutado. Si la pieza presenta grafitos en dos de sus caras, la cara A, corresponderá a lo que, en origen, era la superficie exterior del recipiente y, la cara B, a la interior. A continuación se realiza la propuesta de lectura del grafito en el caso de aquellos de contenido epigráfico, así como una breve descripción de los que muestran figuras. En general, no se entra en una interpretación de los mismos.
¿Qué son los hallazgos excepcionales?
Queremos dejar claro, en primer lugar, que el hecho de considerar un grafito como excepcional no significa, en modo alguno que esto sea sinónimo de problemático, sino más bien quizás de sorprendente y/o novedoso. Por otro lado, el concepto de grafito excepcional, no resulta tan fácil de determinar. Quizás ya el mero hecho de no corresponder a las supuestamente habituales marcas de propiedad ya constituya en sí un criterio de excepcionalidad, por cuanto indica una finalidad diferente y, en ocasiones, incluso difícil de establecer, pero que aporta interesantes datos sobre nuestras antiguas sociedades. Pero también entre los grafitos que cumplen, aparentemente, la función de servir de indicación sobre la propiedad o usuario de una pieza, se pueden evidenciar caracteres excepcionales por el tipo de expresión gráfica utilizada o por ser una expresión escrita del tan difícilmente rastreable latín vulgar, por ejemplo.
Es por tanto complicado y, por supuesto, discutible el criterio que se ha seguido para destacar un hallazgo entre el resto como “de carácter excepcional”. Hay grafitos que lo son sin duda alguna, por su propio contenido (por la lengua plasmada, por la expresión gráfica de la misma, por las imágenes grabadas, etc.). En las excavaciones llevadas a cabo por nosotros en Iruña-Veleia, la mayor parte de éstos, aparecieron formando parte de conjuntos más amplios de grafitos (no todos excepcionales), si bien también los hay que se registraron de forma individualizada en determinados estratos.
De este modo, se ofrece aquí -por un lado- una selección de aquellos grafitos que consideramos excepcionales por su contenido y que aparecieron como expresión gráfica aislada entre otros materiales arqueológicos. Corresponden a diversas campañas de excavación y a diversos sectores, como veremos. Por otro lado, se exponen aquellos que forman realmente conjuntos gráficos. Somos conscientes de que, dentro de ellos, los hay excepcionales y los hay que no lo serían en sí mismos. Sin embargo, en estos casos, para no desvirtuar el contexto ni la visión de conjunto, ofrecemos todos los grafitos aparecidos en esos estratos en concreto, que tengan una cierta enjundia, excluyendo únicamente aquellos compuestos por trazos que no aportan información. Como en cada conjunto se aportará el número de grafitos localizados, cotejando éste con el número de grafitos individualizados en la ostracabase, el resto lo constituirán dichos grafitos simples.
¿Cómo y cuándo han sido encontrados?
Los grafitos coordenados, se identificaron in situ, tras el levantamiento de la pieza del estrato en excavación (generalmente por una limpieza mecánica en el momento) y fueron coordenados en el momento de su localización, siendo la fecha que figura en el inventario la del día en que se encontraron.
Otros grafitos, la mayoría, no se identificaron en el momento del levantamiento del soporte, debido -con seguridad- al hecho de estar cubiertos con la propia adherencia de la tierra del estrato sobre el soporte y a no haberse realizado una limpieza mecánica in situ. La referencia estratigráfica en estos grafitos es, por tanto, la genérica de la unidad estratigráfica donde se localizó. En el caso de la profundidad, se anota en cada pieza una del ratio de cotas del estrato, si bien es una simple referencia para la ficha, puesto que la pieza se localizó dentro de dichos márgenes. La fecha que se adscribe a este material no coordenado corresponde a uno de los días de excavación del estrato (en general el último) no al momento en que dicho material fue identificado durante el procesamiento del material.
Queremos hacer aquí una pequeña reflexión sobre el hecho de que los grafitos se identifiquen, mayoritariamente, durante el procesamiento del material y no in situ. Y no solo los excepcionales, sino TODOS. Hemos de señalar, en primer lugar, que esto es lo habitual. Y explicaremos el por qué. El material arqueológico sale sucio de la tierra, y eso ocurre siempre. Dependiendo del soporte (esto es, si es cerámica -y el tipo de ésta-, hueso, metal, vidrio, etc.) y del tipo de tierra del estrato que lo contiene, puede presentar un mayor o menor grado de adherencia de dicha tierra. Por ejemplo, no es lo mismo una matriz muy arcillosa, que se pega más a los objetos contenidos en ella que una tierra de textura arenosa. No es lo mismo cómo se adhiere la tierra a una sigillata con un engobe bien cocido que a otra de peor calidad o a una cerámica común. Son muchos los condicionantes que intervienen en la mayor o menor adherencia de la "suciedad" con la que aparece un material arqueológico y en la mayor o menor dificultad para eliminar esa "suciedad". En ocasiones dicha "eliminación" resulta ciertamente difícil, llegando a quedarse el engobe de algunas piezas más adherido a la tierra que al propio recipiente, por ejemplo. Si se localizaran materiales limpios in situ con grafitos bien visibles, sería algo realmente sorprendente, cuando no altamente sospechoso.
Reconstrucción de la pieza IR 10849 a base de croquis de Idoia Filloy. Observamos que un fragmento ha sido coordenado y el resto no.
En ocasiones, el arqueólogo que encuentra una pieza, realiza una limpieza mecánica in situ, generalmente porque hay algo de la misma que le llama la atención. Por ejemplo, una decoración a molde que se intuye bajo la tierra adherida y se quiere ver en el momento. A veces esta "limpieza" conlleva el descubrimiento, por ejemplo, de un grafito o de cualquier otro detalle relevante, hasta ese momento desconocido. Y entonces se procede a la toma de coordenadas del punto exacto donde apareció. Pero muchas veces los fragmentos de material, aparentemente normales, simplemente se depositan en un contenedor junto al resto de las evidencias (o 'material general') que se localizan en su mismo estrato. Y ello por la propia dinámica de excavación, máxime en un yacimiento donde diariamente aparecen cientos de fragmentos de material arqueológico. Por eso, es durante el procesamiento del material, esto es, durante su limpieza, cuando mayoritariamente se descubre la presencia de grafitos grabados en el material arqueológico. Y generalmente, es sobre los grafitos donde más se acumulan las adherencias que a veces saltan con más facilidad precisamente en las zonas de los surcos.
Por otro lado, ya hemos dicho que los grafitos siempre se identifican o al levantar la pieza del suelo o durante el proceso de limpieza. Es prácticamente imposible verlos antes de sacar la evidencia material de la tierra, tanto por la mencionada suciedad, como por el hecho de que los grafitos, no lo olvidemos, son grafismos de muy pequeño tamaño. Tampoco podemos dejar de señalar, aunque sea una obviedad, que el grafito puede estar grabado por la otra cara, esto es, por la cara que queda pegada a la tierra. Si reflexionamos un poco veremos que en las memorias de excavación al uso, no aparecen fotos de grafitos in situ, precisamente por esto, porque se ven tras su levantamiento. Si aparecen fotos de ese tipo, se trata -muy probablemente- de piezas "reposicionadas" lo cual no deja de ser un pequeño engaño.
Una de las maneras de verificar la normalidad del número de grafitos localizados es con una estadística sencilla. Si comparamos por años el número de objetos inventariados con el de grafitos tanto excepcionales como no excepcionales, observamos una evolución paralela.
CODA
De la investigación de las piezas en el Instituto de Patrimonio Cultural Español (IPCE) podemos deducir que existe una técnica física eficaz para investigar la antigüedad de inscripciones en el yacimiento de Veleia, donde los carbonatos son omnipresentes: la fluorescencia por ultravioleta. La técnica es sencilla y barata. En total oscuridad se somete la pieza con la inscripción a luz ultravioleta, y se saca una foto con una cámara provista de un filtro de ultravioleta, de manera que en la foto que se saca aparece la reacción a luz ultravioleta de los minerales presentes en la superficie y en el surco erosionado por la inscripción. Las superficies viejas y costras muestran fluorescencia, y las superficies recientes sin la imprimación de una pátina no muestran fluorescencia, tal como vemos en las figuras siguientes. Desafortunadamente, este mundo no es nada perfecto, y nunca ha habido una intención objetiva de evaluar las evidencias de una manera científica, y la incertidumbre queda.
En la parte de luz visible observamos que los surcos de la inscripción están libres de tierra, y en la parte de fluorescencia por ultravioleta observamos que una rotura en forma de desconchamiento 'rompe' la continuidad de la fluorescencia (porque es reciente), y que la superficie muestra una fluorescencia que continúa en los surcos. Esto podemos interpretarlo como que existe una pátina encima de la superficie que continúa en el surco y que es interrumpido por un desconchamiento reciente. Esto sugiere la antigüedad de la inscripción.
FICHA TÉCNICA
Datos de excavación, estratigrafías, cronologías, fotografías, dibujos, etc.: Eliseo Gil Zubillaga (E.G.Z.) e Idoia Filloy Nieva (I.F.N.).
Clasificación del material arqueológico: I.F.N.
Lectura de los grafitos epigráficos: E.G.Z. e I.F.N. Las correspondientes a la UE 51144, fueron cotejadas con las de Juan Santos Yanguas y Pilar Ciprés Torres. Las que presentan textos en euskera, son coincidentes con las de JM. Elexpuru, especificándose también la lectura de éste, en los casos en que no es así. Cuando hay alguna diferente de la de dichas personas, se señala en cada caso. Las denominamos lecturas porque no son transcripciones epigráficas propiamente dichas, no utilizándose la codificación al uso. En estas lecturas hemos optado por poner el texto sin añadir el paréntesis con tres puntos (…) aunque éste parezca incompleto, precisamente para no expresar interpretación alguna al respecto. Este código solo se ha empleado cuando había seguridad de que faltaba algo. Cuando no existía seguridad en la interpretación de una letra, ésta se ha puesto entre paréntesis y con una interrogación (?), o bien, se han dado las opciones posibles. Cuando se indica una letra entre paréntesis, por ejemplo (A), es que se tiene la seguridad de que estaba ahí.
Descripción de los grafitos figurativos: E.G.Z e I.F.N.
Fotografías de los grafitos (se señala en cada caso): Lurmen S.L. y Quintas para el Proyecto Iruña-Veleia IIIer. Milenio, Servicio de Restauración DFA.